6 de febrero de 2015

¿Armonía de contrarios?

Varias chimeneas, altivamente erguidas en el tejado de un edificio cualquiera, vigilan desde su privilegiada posición de altura una buena parte del mundo exterior. De pronto, de una de ellas, a modo de humo multicolor, parece brotar un incipiente arco iris que se extiende por un cielo, todavía, encapotado.

Sé que se trata de una mera ilusión perceptiva, pero esta visión me lleva a pensar acerca de las diferencias entre lo natural y aquello que construye el ser humano, dos elementos opuestos que son capaces de formar una estrecha conexión y relación, fusionándose y haciendo de esta manera que aquello que hace el ser humano forme parte de la naturaleza

Andrea  Zaragüeta Velasco
IES Zizur